jueves, 9 de enero de 2014

HISTORIA DE LA MÚSICA PROCESIONAL III PARTE


AGRUPACIONES MUSICALES


Culminamos nuestro periplo por la historia de los grandes géneros musicales de nuestra Semana Santa con el de más reciente creación, pero no por ello el menos importante. El otro género para pasos de Cristo y que recibe el nombre de Agrupaciones Musicales o Bandas de Viento-Metal y Percusión, nombre este debido a su estructura musical que, si bien al igual que la de las cornetas y tambores ha variado, se suele componer de un cuerpo de cornetas usándose según la marcha tanto la afinada en Do/Sib como la Do/Reb (si bien algunas bandas vienen usando la de dos o tres pistones en sustitución de alguna de ellas), un cuerpo de trompetas en una o varias voces, y una cuerda de bajos formada generalmente por trombones, bombardinos y tubas (si bien, dependiendo de la formación algunas llegan a añadir hasta fliscornos y trompas) y por supuesto una percusión  que cuenta con cajas, tambores de gran parada, bombos y platos.

Nos encontramos ante el primer género creado exclusivamente para la Semana Santa, si bien es innegable que cuente con antecedentes marciales y sobre todo, en cuanto a la instrumentación, guarda semejanzas con las denominadas brass band o wind ensemble, formaciones de viento-metal y percusión surgidas en el siglo XIX en la zona de los Balcanes, Islas Británicas y Norteamérica (especialmente en Nueva Orleans) y que cuentan con gran tradición en la actualidad especialmente en países anglosajones.

Sin embargo, el nacimiento y el concepto de la Agrupación Musical cofrade es completamente distinto.

Remontarnos a los años 40 del siglo XX, cuando se funda en Sevilla la Banda de Cornetas y Tambores de la 2ª Comandancia Móvil de la Guardia Civil radicada en el Cuartel de Eritaña. Surgida en inicio como vemos en el estilo de cornetas, una década más tarde la llegada de un músico onubense, el subteniente D. Juan José Martín Martín, supone una revolución musical, ampliando la instrumentación de la banda, añadiendo a las cornetas y tambores, en una especie de híbrido con las Bandas de Música, instrumentos como trompetas, trombones, saxofones, flautas dulces, xilófonos e incluso gaitas (al parecer por la presencia de algún gallego en las filas de este cuartel). Nace así este género que en inicio no recibiría más nomenclatura que simplemente el de banda, la Banda de la 2ª Comandancia Móvil de la Guardia Civil del Cuartel de Eritaña de Sevilla. El repertorio de esta banda pronto se adaptaría a las necesidades instrumentales y será el propio subteniente Martín quien compusiera las primeras marchas del estilo que, desde entonces, tomaría el nombre del Estilo de Eritaña: marchas de gran simplicidad armónica, monódicas y con una estructura definida A-B-A (con una introducción, desarrollo a veces con solo y repetición de la introducción) que será el patrón que definirá la marcha clásica. Se considera como la primera marca en este estilo la pieza Saeta que Martín compondría tal vez en los mismos años 50, pero habría que unirle títulos como Estrella, Presentación, Cristo de la Buena Muerte, etc…

Pero si citamos al maestro Martín en el campo de la creación, no menos importante fue su labor en el de la adaptación: un género diferente implicaba aires diferentes o al menos eso pareció captar el subteniente que, junto al brigada Durán Palacios, se encargo de iniciar una serie de adaptaciones, siendo quizás su principal acierto y su mayor herencia para el futuro el comenzar a adaptar cantos litúrgicos a marcha procesional, estando entre los más famosos su adaptación del Perdona a tu Pueblo, del salmo de Miguel Manzano Alma Mía o de La Salve, marcha esta curiosa pues, además del canto del Salve Regina, incluía un fragmento de la sardana catalana Nit de Llampecs, no siendo la única sardana que adaptó puesto que también encontramos una adaptación de La Santa Espina.

En 1975, ante la decisión de que todas las bandas de cuerpos militares dejaran de acompañar procesiones, la Banda de Eritaña desaparece del panorama cofrade, sin embargo la semilla ya estaba plantada.

El testigo de Eritaña sería recogido por otro músico militar de una pequeña localidad llamada Arahal. Su nombre era Manuel Rodríguez Ruíz, nacido en 1940, funda en el año 1964 en su pueblo natal una banda llamada Agrupación Musical Santa María Magdalena. Fue Manuel Rodriguez quien definiría el concepto actual de Agrupación Musical:

-En primer lugar, atraído por la música de la Banda de Soria 9 (que era una Agrupación de Infantería), decide bautizar el género de Eritaña con el nombre de Agrupación Musical para distinguirlo así definitivamente.

-En segundo lugar, con él se comienzan los cambios de instrumentación, sumando en inicio la corneta Do/Sib a la tradicional Do/Reb y la Do sin llave, corneta para la que compondría todas sus marchas.

En la composición, siguiendo el esquema de marcha clásica de Eritaña, Manuel Rodríguez crearía un estilo compositivo que afianzó ese concepto clásico, pero alejándose poco a poco de los orígenes marciales de esta música y creando formas o adoptando otras de las Bandas de Música como la mayor presencia de los trombones y sobre todo, una de sus más grandes herencias, el denominado “ritmo” en la percusión. Con este estilo, firma en 1969 la que podemos considerar su primera marcha: Alma de Dios. Marcha casi indispensable, Alma de Dios es una marcha que más bien responde a una estructura cuatripartita: el inicio y el final recuerdan rasgos marciales con una melodía en tonalidad de Do mayor, pero a esa introducción le sigue lo que en realidad es una adaptación de la “Canción húngara” de la zarzuela Alma de Dios compuesta por el maestro Serrano. A esta melodía le sigue un pasaje con ritmo en la percusión que parece ser de invención del compositor. Pero no cabe duda que esta marcha puso unos cimientos sobre los que construiría muchas de sus marchas con títulos tan reconocidos como Virgen de las Angustias, Salud de San Bernardo, Cristo de San Julián,…

Además de en la composición propia, Manuel Rodríguez tomó el testigo del subteniente Martín en la adaptación de cantos litúrgicos, encargándose de llevar a plantilla de metales cantatas y obras de Johan Sebastian Bach como La Pasión según San Mateo, La Redención o Jesús tus profundas heridas, junto a otros cantos como Cantemos al Amor de los Amores, Tantum Ergo o Christus Vincit.

La desaparición en los 70 de las bandas de la Policía Armada y de Eritaña supusieron el ascenso de la banda de Arahal que pronto fue muy apreciada en la Semana Santa sevillana y en la década de los 80 sus pasos imitados por numerosas bandas que, o bien se fundaron en este estilo o bien pasaron del de cornetas a este (y todo ello a pesar de que las Agrupaciones Musicales comenzaban a estar mal vistas por sectores más conservadores de la prensa).

Una de estas bandas sería la, en inicio, llamada Banda de los Dolores y Misericordia, posteriormente Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras de Sevilla. Fundada en el seno de la citada hermandad sevillana en 1980, fue fiel seguidora del estilo Eritaña y Arahal, si bien entrados los 80 comienza a eliminar algunos instrumentos de su estructura, quedándose con los de viento-metal, dando una mueva vuelta de tuerca al afianzamiento del estilo. Ya desde primer momento comienzan algunas composiciones propias de mano de autores como Gualberto García Pérez (Jesús Despojado, Pregonero,…), Luis J. Lancharro (Sed de Nervión, Virgen de las Lágrimas,…), siguiendo una estructura clásica, pero ante todo, la banda empieza a despuntar en el terreno de la adaptación especialmente de la mano de Antonio Amodeo Ojeda quien ampliará el número de cantos añadiéndose adaptaciones de cantos de autores como Francisco Palazón (Salud y Refugio, Cristo de la Expiración,…). A él se une un joven que ya venía de destacar con sus composiciones en la Banda de las Angustias de la Hermandad de los Gitano con temas como Jesús Cautivo, Lignum Crucis o Santo Sudario: hablamos de Antonio Velasco Rodríguez quien comienza a realizar entre los años 80 y 90 una serie de adaptaciones de temas musicales no litúrgicos pero sí de temática religiosa, entre otros, el Ave María de Ennio Morricone, algunos temas del grupo Cantores de Híspalis como Nazareno y gitano o Padrenuestro, y ante todo, uno que marcaría un hito: La Saeta.

La labor de esta banda y estos autores continúa en la década de los 90:

Antonio Velasco compondría marchas de gran calidad y cada vez más innovadoras como Virgen de la Luz, Cristo de los Gitanos o Cristo de los Favores, pero en 1991 marcaría un nuevo punto de inflexión con su marcha Consuelo gitano: inspirado en la marcha Soleá, dame la mano de Font de Anta, Antonio Velasco se separaría aquí de la estructura clásica de la marcha de Agrupación Musical e incorporaría elementos  y cadencias del flamenco, abriendo una nueva puerta a la innovación.

Esta senda fue seguida por el tándem Juan Luis del Valle Pérez y Francisco José Carrasco, ambos trombones de la ya llamada Agrupación Musical Virgen de los Reyes, que ahondarán en los ritmos y formas del folclore, llegando en ocasiones a introducir compases ternarios como el 6/8 en sus marchas, destacando títulos como La clámide púrpura o Aurora de Resurrección.

Los inicios de los 90 supone además la proliferación de nuevas agrupaciones y autores, tanto en Sevilla como en su provincia.

En los pueblos destacarán dos bandas:

Una de ellas, la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella de Dos Hermanas de la mano de José Manuel Mena Hervás y de su director Antonio José Mejías López crearía un estilo muy característico, destacando la introducción de una nueva corneta, la corneta de dos pistones, para interpretar sus marchas, destacando las composiciones del primero con marchas de gran calado como ¡Oh, Bendita Estrella! o He ahí Jesús.

La otra sería la Agrupación Musical Santa Marta de La Algaba donde surge la figura de Manuel Herrera Raya, compositor muy innovador, a veces adelantado a su tiempo, en el uso de nuevas armonías sobre todo, creará un estilo muy sorprendente con títulos como Fons Vitae o Transitus Domini.

En la capital es también el surgimiento o auge de nuevas agrupaciones:

Entre estas la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Redención, que aunque nacida en 1978 en la Hermandad del Juncal, no sería hasta 1986 cuando pasó a su hermandad actual. En estos años 90 es además el inicio como compositor del que es su director y alma mater, Emilio Muñoz Serna, cuyas marchas de esta primera época se distinguirán por una estructura muy definida. Señalar marchas como Rocío del Cielo, Señor de San Román o Señora de Sevilla, Macarena.

También se funda, o mejor dicho se refunda, la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Encarnación en el seno de la Hermandad de San Benito, siendo su principal compositor e iniciador de su estilo Antonio José López Escalante, destacando marchas como Jesús Sacramentado o la más tardía Presentado a Sevilla.

La segunda mitad de los 90 sigue la misma tónica en Sevilla, pero en Córdoba, la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Redención con su disco ¡Estrella! revolucionaría en 1996 la marcha procesional, mezclando brillantes composiciones de Mena Hervás como Oración o Nazareno de la Trinidad, pero suponiendo a la vez el debut en el género de Francisco Javier González Ríos quien ya de entrada firma dos marchas muy innovadoras: ¡Estrella! y Al Cristo de los Faroles, marchas rompedoras en cuanto al tratamiento rítmico y armónico.

Con el siglo XXI, en el primer lustro supone no muchas novedades en Sevilla capital, salvo la incorporación de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Salud de la Hermandad de los Gitanos, con dos compositores como Ángel Manuel Cebrero Miranda y Jesús Gómez Rodríguez al frente que darían lugar a un estilo con mucha fuerza y racial donde la predominante presencia de la corneta era su sello distintivo, visible en composiciones como Al Dios Moreno, Soleares de Triana, Señor de la Madrugá,…

Sin embargo, estos años supone más bien el alza de varios compositores que verán repartida su obra por numerosos puntos de la geografía.

Mencionar en Sevilla a Pedro Manuel Pacheco Palomo con marchas como Mi Cristo de Bronce o Junto a la Aurora que supondría una primera incursión en el género que con los años daría lugar a más colaboraciones, especialmente con bandas como la Agrupación Musical de los Polillas de Cádiz.

También en Sevilla y muy ligado a la Agrupación de San Benito aparecen las marchas de Francisco David Álvarez Barroso con títulos como A los pies de Sor Ángela, Expiración en Triana o Gran Poder en tu Merced que redefinieron el estilo de su banda.

En Dos Hermanas, en 1996 un joven llamado Nicolás Miguel Barbero Rivas firma con tan solo unos 17 años Reo de Muerte marcha rompedora y de un carácter especialmente solemne con el que daría cuenta de su capacidad creativa. Dos años después crea Sangre en tus Clavos, la considerada por muchos como la primera marcha fúnebre para Agrupación Musical, y con el inicio de la nueva década vendrían títulos de una calidad incuestionable como Triunfo de tu Santa Cruz o Señor de San Basilio.

Mientras, en Morón de la Frontera, otro joven compositor José María Sánchez Martín dota a su Agrupación Musical, la del Nazareno de la Fuensanta, de un nuevo estilo donde la corneta cobra independencia de la voz principal de las trompetas. En estos primeros años firma algunas composiciones como Vera Cruz o Tu Saeta y, si bien el estilo no cuajó en un inicio pronto sería seguido e imitado.

Es con este panorama como llegamos al último lustro de la música para Agrupaciones Musicales, donde el centro de atención comienza a desviarse cada vez más de una Sevilla que parece vivir de rentas del pasado.

Entre otras, la Agrupación Musical Virgen de los Reyes y las composiciones de su asesor musical Miguel Ángel Font  y últimamente las de este junto a Manuel Jesús Guerrero Marín han seguido ahondando en los ritmos y cadencias flamencas en un estilo que está siendo tan amado por los seguidores de esta formación como denostado por la crítica. Ejemplos en marchas como Al compás de la Laguna, Caminando van por tientos en la Madrugá o las más recientes Despojado o Sevilla en Primavera da muestra de ello.

En Redención de Sevilla, la nueva etapa compositiva de Muñoz Serna ha dejado títulos como En tu Caminar, Madrecita del Espino o Bajo la luz de tu mirada sin que ello suponga un excesivo revulsivo ni una drástica evolución respecto al pasado, características que tal vez se vieron mejor en las marchas de Alejandro Moreno (Lemá Sabachtani, Madre de la Merced,…) o tal vez más en las recientes de los hermanos Jiménez Cabeza (Barrio de la Salud,...).

En la Encarnación, el estilo San Benito se ha visto continuado con las marchas de Javier Calvo Gaviño (Costaleros de Fé, Por Amor Cautivo,…).

En cambio, la nueva época de la Agrupación de los Gitanos ha iniciado una nueva andadura con Pedro Pacheco al frente, siguiendo un estilo diametralmente opuesto al anterior, novedoso pero no en exceso.

Sin embargo en otras provincias, las innovaciones y la aparición o valoración de nuevos compositores de una gran capacidad creativa y técnica están haciendo dar un salto de calidad y una evolución por derroteros antes no explorados:

En Cádiz, la Agrupación de los Polillas con autores como Pedro Pacheco, José María Sánchez Martín o Manuel Herrera Raya.

En la provincia de Jaén, señalar dos bandas con nombre propio:

- Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Despojado de Jaén: destacar las atrevidas composiciones de José María Sánchez Martín con marchas como Al compás del Amor, …, Y Expiró el Hijo de Dios, Despojando tu Amargura,… a las que unir otros autores como Pedro Pacheco, Antonio Moreno Pozo, etc…

- Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Pasión de Linares: es quizás la banda que más está definiendo esta nueva etapa, especialmente con las espectaculares y sublimes composiciones de Nicolás Barbero, capaz de moverse entre marchas de un carácter fúnebre y sentimental como Lloras en tu Soledad  hasta marchas de gran fuerza como Atado a la Columna, y todas ellas con una intensidad religiosa y una fuerza evocadora tremendas.

Finalmente en Córdoba, la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Redención ha continuado con una línea apostando por compositores de gran calidad y nuevos talentos, destacando el que en los últimos años está siendo el compositor estandarte de esta banda como es Antonio Moreno Pozo, considerado junto a Barbero, de los mejores compositores del género.Desconsuelo, O Redentor, Mi Niña gitana,… dan buena cuenta de ello. A él unir un compositor “de la casa” como es Jesús Lora Vaquero, con marchas como Angustias de María o Silencio ante Herodes.

No podemos tampoco concluir aquí esta historia: muchos son los compositores que en la actualidad están experimentando gran nivel y proyección, sumando a los nombres mencionados otros como Sergio Larrinaga, Alejandro Blanco, Nicolás Turienzo, Cristobal López Gándara,…

Nombrar también a modo de epílogo la reciente apuesta de la Banda de Metales Santa Cecilia de Sevilla de la mano de Jorge Valera Ledo, director musical, que aun dentro del estilo de Agrupación Musical, ha querido llevarlo a otro nivel en un proyecto que aun espera su futuro.

Un futuro de un género, que al igual que los otros, ha comenzado a mantener ese eterno debate entre calidad y modas, y que, al igual que dijimos en cornetas y tambores, no sabemos si nos llevará en una dirección alejada de los inicios, si bien la cada vez mayor formación técnica y la aparición de buenos compositores parecen marcar tal vez más luces que sombras para lo que pueda venir.

Autor: Blogspot "Pasión entre dos Ríos"