jueves, 9 de enero de 2014

HISTORIA DE LA MÚSICA PROCESIONAL II PARTE


BANDAS DE CORNETAS Y TAMBORES

 

Nos ocupamos ahora de la historia de uno de los géneros de la música cofrade, en esta ocasión para pasos de Cristo. Como su nombre indica este tipo de formaciones se distingue por el uso principal de cornetas normalmente afinadas en Do/Reb y en varias voces junto a un cuerpo de percusión, si bien se han ido añadiendo nuevas cuerdas de instrumentos.

Este tipo de bandas son de origen marcial por lo que no surgieron específicamente para acompañar procesiones, siendo en este caso similar a las bandas de música. De hecho, la corneta y el tambor (con todos sus precedentes históricos) podemos afirmar que son los instrumentos marciales por excelencia. Se tiene constancia histórica de que bandas de tipo similar existieron en tiempos de los Reyes Católicos y que la corneta aparecía como instrumento asociado a lo militar en unas Ordenanzas militares del reinado de Carlos III (siglo XVIII).

Dado este carácter militar de estas formaciones, podemos deducir que en un principio la relación que distintos regimientos o fuerzas militares con las celebraciones religiosas y más exactamente con algunas hermandades propició que estas bandas comenzaran a acompañar a las sagradas imágenes en sus desfiles procesionales.

Pero para encontrar un inicio de la música procesional exclusiva para cornetas y tambores hemos de remontarnos a las primeras décadas del siglo XX, más exactamente a 1911 cuando se funda la Banda de Cornetas y Tambores del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga. Aunque  tratándose de un cuerpo civil, esta banda fue organizada por el Comandante D. Joaquín Ramírez Luque, proveniente de la Guardia Real y también fundador de dicho Cuerpo de Bomberos.

Aunque ya desde sus inicios se podría decir que esta banda participaba en la Semana Santa malagueña, no será hasta los años 20 cuando se forje en su seno el verdadero origen de la marcha procesional de cornetas y tambores. Es ahora cuando llega a la ciudad D. Alberto Escámez López, músico militar nacido en Linares en 1896 y que permanecería en Málaga hasta aproximadamente mediados de los años 50, falleciendo en 1970. Y es creador de la marcha procesional puesto que, si hasta ahora las bandas de cornetas venían interpretando marchas militares de gran simpleza tras las imágenes sagradas, Alberto Escámez fue el primero en componer marchas exclusivamente dedicadas a la Semana Santa, de carácter procesional y con una novedosa estructura a 4 voces, nunca antes vista hasta la fecha. Se desconoce exactamente cual fue la primera marcha que compusiera, aunque según la historia oficial de la Banda, esta pudo ser Nuestra Señora de Consolación y Lágrimas en el año 1922. Si bien, no podemos olvidar un sinfín de marchas que hoy día forman obligadamente parte del repertorio de todas las bandas, con títulos tan interpretados como Cristo del Amor, Virgen de la Paloma, Evocación, etc… Junto a Escámez citar de estos momentos a otro compositor como es Pascual Zueco Ramos autor de marchas como Soledad de San Pablo.

Pero si el género nació en Málaga, ¿de qué forma este llega a la ciudad de Sevilla de manera que su Semana Santa lo adoptó y lo popularizara como propio? Gran parte de culpa tuvo la Banda de Cornetas y Tambores de la Policía Armada de Sevilla, banda fundada en 1941 por el maestro Díaz, un militar retirado, y sobre todo este traspaso pudo hacerse con ayuda varios músicos que conocieron la actividad de la banda malagueña. Tras la Guerra Civil, Montoya se enrola en el recién creado cuerpo de la Policía Armada de Sevilla (los conocidos “grises”) y con la creación de su banda entra a formar parte de la misma, pudiendo pues, haber implantado en ella las marchas que pudo transcribir de Málaga. Estas marchas pasaron a formar parte, a veces incluso con títulos y dedicatorias modificadas para “halagar” a hermandades sevillanas, pero sobre todo la gran innovación vino dada en el plano musical con la introducción de una 5ª voz de cornetas afinadas en Do/Sib para la interpretación de los bajos. Es el inicio del conocido como Estilo de la Policía Armada y que desde los años 50 conocería una gran difusión.

Pero no solo de préstamos vivía el repertorio de esta banda. Uno de los citados músicos que pudieron contactar con la Banda de Bomberos fue Ramón Montoya Alegre, músico nacido en la localidad malagueña de Humilladero (1892-1947) que  en sus inicios mantuvo contacto con la Banda de Bomberos, guardando relación con Escámez y Zueco Ramos, cuyas marchas pudo transcribir de primera mano. Pero además fue compositor, conociéndose al menos 6 obras propias creadas según el estilo de Escámez adaptado a la Policía Armada, estando entre estas marchas como El Cachorro,  La Lanzadao Cristo de Humilladero (única que conserva su título original).

La Banda de la Policía Armada desaparecería en 1975 pero su semilla ya estaba implantada en la música cofrade sevillana. Tras su desaparición, varios de sus músicos o discípulos de estos se encargaron de fundar varias de las bandas más conocidas actualmente, siguiendo todos el estilo de la Policía Armada. Es el caso de las Bandas del Maestro Patón (hoy desaparecida), pero ante todo las Bandas de la Centuria Romana de la Macarena y la de las Cigarreras.

Aunque fundada en los años 30 en el seno de los famosos “Armaos”, la Banda de Cornetas y Tambores de la Centuria Romana de la Macarena toma su actual estilo con el que fuera músico en la Policía Armada Manuel Arellar, siendo la más fiel seguidora del estilo Policía Armada, manteniendo intacta su estructura musical.

La otra banda citada, la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de la Victoria, popularmente conocida como Las Cigarreras se funda en 1979 con un estilo “mixto” pues interpretaban marchas tanto del género de la Guardia Civil como de la Policía Armada, pero en 1983, contando con la colaboración de Manuel Pardo (ex-músico de la Policía Armada), la banda cambia su estilo al de Cornetas y Tambores.

Otra banda a renombrar de los años 70 es la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Sol, fundada en 1975 en el seno de la por entonces Agrupación Parroquial de Nuestra Señora del Sol por el hijo del fundador de la misa, Eusebio Carlos Álvarez-Ossorio y Rojas-Marcos.

Si en los años 80 hemos hablado ya de algún que otro cambio, hay que referirse a esta década como la iniciadora de la época más actual. Es ahora cuando comienzan las primeras grabaciones discográficas de bandas, cuando comenzarán en este mundo alguno de los que serán grandes compositores del género y supone la fundación en 1980 de la última gran banda del estilo en la capital sevillana, la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de las Tres Caídas en el seno de la Hermandad de la Esperanza de Triana, cuya principal novedad fue la inclusión de cornetas Do/Reb abrillantadas, esto es, afinada medio tono más alta, lo que le confieren una sonoridad muy personal.

Aun así en los 80 seguirán predominando el tipo de marcha y estructura musical de la Policía Armada.

Habría que esperar a finales de esa década para presenciar novedades y sobre todo la gran explosión creativa de una nueva generación de compositores en el seno de estas bandas.

De los primeros será José Julio Vera Cuder, componente desde su fundación de las Tres Caídas, director desde 1987 y alma mater de esta banda, a finales de los 80 firmaría algunas partituras siguiendo un estilo más o menos clásico, destacando obras como Silencio Blanco o Conversión del Buen Ladrón.

En la Banda de las Cigarreras, ya a inicios de los 90, se produce como novedad la inclusión de trompetas para dotar de más sonoridad a los bajos en la interpretación de las marchas. Este hecho, que comenzará a dar libertad instrumental al género (imitado y llevado en el futuro a límites casi inimaginables), supone a la par una mayor libertad compositiva de la que se valdrían dos de los compositores más innovadores: Bienvenido Puelles Oliver y Francisco Javier González Ríos. Rompiendo con la estructura clásica de la marcha de cornetas y ampliando horizontes con marchas como Réquiem o ¡Y tú, Estrella! En el caso del primero y Amor de Madre o Pasión, Muerte y Resurrección el segundo, en su día se ganaron los recelos de los sectores más puristas pero abrieron la puerta a la innovación: las cornetas y tambores, tras casi 50 años, continuaban evolucionando.

En estos inicios de la década destacan también las marchas de Manuel Esteban Martín y Francisco Japón para la Banda del Sol, siguiendo en parte las novedades de Puelles, con títulos como María o Beso de Judas y Como un clavel o A Ti, respectivamente.

La senda a la innovación ya estaba abierta, y en la segunda mitad de los 90 e inicios del nuevo siglo continuará la creación de estos autores a los que se unirán nuevos valores.

En Cigarreras sobresale la figura de Pedro Manuel Pacheco Palomo, multifacético y prolífico compositor que en estos años da a Cigarreras marchas como En tu Buena Muerte, Sobre los pies te lleva Sevilla o Costaleros del Soberano.

En Tres Caídas, es la época de esplendor de esta banda coincidiendo con las composiciones del tándem formador por los compositores Rafael Vázquez y José Manuel Reina. Es a inicios de la década de 2000 cuando esta banda aumenta su plantilla instrumental con la incorporación de bombardinos de marcha y fliscornos, rearmonizándose composiciones anteriores y añadiéndose nuevas por estos compositores, con títulos tan destacados como Llora María, Santa Cruz, Al Cielo el Rey de Triana, etc…

Además aparece la joven figura de Israel Jiménez Chozas, que ya en temprana edad firmaba Tres Caídas de Esperanza, pero que continuaría con marchas como Esperanza Gitana o Mi vieja Triana.

Este joven compositor, a inicios de la década de 2000 pasa a formar parte de la dirección musical de la Banda del Sol, siendo iniciador de la nueva etapa de esta banda donde destaca otro joven compositor, Juan Manuel Fernández Carranza, cuya marcha más conocida, Bendición, resume las características de la nueva Sol.

En los 90 es además el auge y primer esplendor de una banda de la provincia, cuyo estilo, entonces considerado muy atrevido y caracterizado por la potencia de sus cornetas y el uso pronunciado de elevados agudos y cadencias cada vez más rítmicas. Nos referimos a la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús de la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas, cuyo estilo estará definido por 4 compositores: Francisco José Martínez Pérez (Ecce Homo, Presentación,...), Raúl Rodríguez Domínguez (Madre, Amor, Corneta y Costal,…) y sobre todo el tándem Isaac M. Gómez y Jorge Águila cuyas composiciones, aun siguiendo una línea como la de los anteriores, tenderán a ahondar más en su estilo característico, con títulos como La Valiente, A la Triana Costalera o Triana te corona entre otras.

Llegamos así a la que podríamos considerar la última etapa, hasta hoy, de la música de cornetas y tambores, los años finales de 2000 y la nueva década que acabamos de comenzar. En la actualidad, la ampliación instrumental ha llegado a límites antes insospechados como la inclusión de trombones, bombardinos e incluso tubas y trompas a la plantilla de este tipo de bandas que, al menos en instrumentación, apenas difieren ya de las Agrupaciones Musicales.

Es además una época donde los gustos populares y modas se enfrentan a la par a una cada vez mayor formación musical de los compositores, lo que está dando un contraste entre marchas de calidad y marchas populares, aparte de un volumen cada vez mayor de nuevas composiciones que en ocasiones llegan a saturar el “mercado”.

Citar nuevos compositores, a sumar a los mencionados, como:

Manuel Alejandro González Cruz: actual director musical de Tres Caídas, sus marchas se mueven entre una evolución musical hacia nuevas formas con piezas como La Pasión o El Sueño de los Despiertos, que se unen a marchas de cadencias extremadamente flamencas que se han convertido en muy populares entre el público más joven y menos especializado con títulos como Ahí Queó o Mi Madrugá. A él unir otra joven promesa en esta banda como es Francisco Ortiz Morón, con marchas como Señor, acuérdate de mí.

En Cigarreras, a pesar de contar con un cuerpo de compositores de primera línea que ya han sido mencionados, podemos sumar la obra de David Álvarez García, con obras como La trabajadera de metal o Soberano en Getsemany.

Compositor de gran actualidad es también Manuel Jesús Guerrero Marín, actual director musical de la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas, es creador de marchas muy rítmicas y aflamencadas que han calado pronto entre los aficionados de esta banda. Títulos como Aire para mis Penas, La Luz que guía a Triana, Una vida de Esperanza o El Refugio de una Madre dan buena cuenta de ello.

Como coautor de esta última marcha citada aparece Sergio Larrinaga Soler, músico gaditano, director musical de la que es quizás la Banda en auge de estos últimos años, la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Rosario de Cádiz. Banda iniciada en un estilo seguidor del de la Presentación al Pueblo, de la mano de este compositor ha tomado un sello propio y original. Marchas como Gitano tu eres…de Santa María o En tus sones mi inspiración son ejemplos de este compositor y esta banda. También en la actualidad, están surgiendo destacados compositores incluso fuera de nuestras fronteras andaluzas, destacando en este caso el leonés Nicolás Turienzo Robles director musical de una de las más destacadas bandas castellano-leonesas como es la Banda de la Victoria de León pero que también ha compuesto para grandes bandas andaluzas como las Cigarreras. Su marcha Sagrado Decreto ha supuesto una inmejorable carta de presentación ante los aficionados andaluces.

No cabe sino terminar esta historia dejando una puerta abierta al futuro de un género que, tras cumplir recientemente los 100 años de vida, continúa a la búsqueda de innovaciones y nuevas vías de expresión, si bien corremos el riesgo de estar con ello abandonando la senda original y llegando a extremos de los que luego sea difícil retornar.

Autor: Blogspot "Pasión entre dos Ríos"